"Artista se nace, no se hace" con este primer pensamiento del que Pío Baroja se hubiera sentido orgulloso. Desde El color de la palabra queremos haceros ver la difícil situación en la que se encuentran y se han encontrado siempre los artístas a lo largo de los siglos. Un artista no puede evitar serlo, está en su forma de ser por lo tanto ¿por qué no se les da las oportunidades que necesitan para poder manifestar su arte? ¿tan infravalorado está el tener ese don? A mi parecer, en nuestra sociedad y en el mundo general, sí, el arte y los artístas se encuentran tremendamente menospreciados. 

El poder tener una profesión que nos entusiasme o trabajar en lo que nos gusta es un lujo del cual pocos pueden disfrutar y es que en los tiempos que corren la necesidad de abastecimiento y la autonomía económica es predominante ante una vida en la que no se tiene asegurado el éxito. Esa inseguridad hace que jóvenes con el don de crear arte no sean capacer de llevarlo más allá de sus fronteras y poder explotar ese talento que se les ha concecido al máximo. 

Y os diré que estos casos no son pocos, entonces debemos meditar cómo hacer para dar alas a estos jóvenes y entusiasmados artistas. Solo debemos pararnos a pensar qué sería de nosotros sin el arte ya que,  aunque no lo percibamos está presente en nuestro día a día. ¿Quién no ha escuchado una canción que le haya hecho sentir en lo más alto o que le haya hecho llorar? ¿Quién no se ha sentido igual que los actores de una película? ¿Quién no se ha ilusionado con un dibujo que le hayan regalado aunque sea de un niño de cinco años? Quien no haya disfrutado ni una sola vez en su vida del arte, no tiene el derecho a llamarse a sí mismo humano. 

Con el arte todo es posible, el arte nos da vida, nos felicidad, nos da amor. Por esto y mucho más debemos fomentar la creación artística, animar a los nuevos artistas a saltar al mundo y a darse a conocer.