La crisis dinamita las ideas preconcebidas. Las instituciones se tambalean. Todo se replantea. Nada está a salvo. Una de las más cuestionadas es la banca. Se buscan alternativas, vengan de donde vengan.
Un grupo de ciudadanos de Bristol tiene una de esas ideas. Dicen que no quieren que la mayor parte del dinero que se gasta allí acabe en paraísos fiscales lejanos o en manos de accionistas extranjeros. A partir de mayo lanzarán a la calle The Bristol Pound, una moneda alternativa. Tendrá el mismo valor que la libra esterlina pero solo se podrá usar en la ciudad y sus alrededores. Ellos no son los primeros en intentarlo. En el Reino Unido existen casos como el Brixton Pound, al sur de Londres. Cada Bristol Pound estará avalado por la cooperativa de ahorro local, Bristol Credit
Union, que imprimirá billetes de 1, 5, 10 y 20. También se podrá hacer transacciones por internet, tarjeta de débito y SMS. "Cuenta con las mismas medidas de seguridad que una moneda normal", asegura Michael Lloyd Jones, miembro del equipo de promoción de la iniciativa.
Distintos puntos repartidos por la ciudad permitirán cambiar libras esterlinas por Bristol Pounds. Para hacer pagos electrónicos será necesario abrir una cuenta en la cooperativa.
Si funciona, la moneda tendrá un efecto importante sobre el tejido comercial de la ciudad. Un fabricante de zapatos que decida aceptar el Bristol Pound en su tienda tendrá que reinvertir ese dinero en la zona. Puede usarlo para pagar a sus proveedores locales si acceden a ello y se permitirá pagar los impuestos locales con la misma. "El ayuntamiento está pensando incluso abonar una parte del salario de los funcionarios en Bristol Pounds de forma optativa", explica Lloyd-Jones.
En caso de querer convertir la moneda local en libras esterlinas se cobrará una comisión para desincentivar su reconversión. "También estamos estudiando pagar una bonificación cada vez que cambias tus libras esterlinas por Bristol Pounds", añade Lloyd-Jones. Todo el dinero recaudado será reinvertido en el proyecto que no tiene ánimo de lucro.
La nueva moneda, previsiblemente, contará con detractores. ¿Es sabio poner puertas al campo en un mundo cada vez más globalizado? ¿Es una medida proteccionista? ¿Primarán factores locales por encima de cuestiones de calidad?
Lloyd-Jones espera que sea una acción que ayude a equilibrar la balanza. Un catalizador para concienciar a la ciudadanía sobre el poder que tienen sus decisiones de compra. "Es algo complementario a las compras actuales que ayudará a fomentar el comercio local. No estamos excluyendo a nadie ni se obliga a nadie a participar".
No es casualidad que esta iniciativa haya surgido en Reino Unido. Un país de donde proviene el término "Clone Town" en referencia a la homogeneización de sus ciudades, dominadas por grandes cadenas de distribución.
Dejando de lado su posible éxito o fracaso, Bristol Pound ofrece una lectura sobre el poder de lo local. Hay un número creciente de ciudadanos que no están dispuestos a quedarse de brazos cruzados. No quieren esperar a que lleguen soluciones desde la cima de la pirámide. Empujan desde la base.
Fuente: Yorokobu