No hay cosa que más odien los dictadores sanguinarios que todavía hoy, en pleno siglo XXI, sojuzgan a muchos pueblos del mundo, que la luz y los taquígrafos que encarnan los periodistas.

En la pasada edición del concurso Mi Periódico Digital nuestro equipo, Canal Junior, presentó un artículo en el que se calificaba el oficio de periodista como ?profesión de riesgo?. Lamentablemente, acaba de producirse un ejemplo que da la razón a lo que contamos hace un año: la muerte de dos periodistas en Homs, Siria, bajo las bombas que el sanguinario sátrapa Bachar el Assad ordena lanzar contra su propio pueblo, en su mayoría ancianos, mujeres y niños indefensos, que han osado rebelarse contra su dictadura.

La periodista estadounidense Marie Colvin y el fotógrafo francés Rémi Ochlick han muerto en uno de los diarios bombardeos con los que las tropas del Assad intentan aniquilar a la rebelde ciudad de Homs. Marie Colvin, una periodista a la antigua usanza, que odiaba que la llamasen corresponsal de guerra, pero que llevaba este oficio en las venas, hacía llegar la información de la masacre al periódico británico para el que trabajaba, The Sunday Times, para que Occidente supiese lo que estaba ocurriendo en Siria; Rémi Ochlick, fotógrafo free lance que colaboraba con la publicación francesa Paris Match y que tenía en su haber un premio World Press Photo (algo así como el Óscar de la fotografía periodística) intentaba inmortalizar en imágenes la barbarie desencadenada por la dictadura siria. El delito de ambos: estar junto a los que sufren e intentar que el resto del mundo supiera de ese sufrimiento.

No han sido los primeros periodistas nuestros este año. Y, desgraciadamente, nos tememos que no serán los últimos. Su memoria será la de todos aquéllos cuya única esperanza es que sus artículos y sus fotografías conmuevan al mundo para que se tomen medidas contra quienes no conocen otro lenguaje que la imposición y la muerte.

EL EQUIPO DE REDACCIÓN DE CANAL JUNIOR Y FLORENTÍN MULAS