María, el poder del esfuerzo personal

"Ahora me imagino que hubiera sido de mí si hubiera dicho no a la beca, tendría una vida distinta"

   La Fundación Amancio Ortega premia cada año a alumnos de todas partes de España con un año escolar en Norteamérica para cursar allí 1º de bachillerato. Es una beca que necesita un gran esfuerzo por parte de los estudiantes ya que requiere de una media por encima del 8 en 3º de la ESO, un examen de inglés y una prueba oral vía Skype. Solo unos 500 afortunados son los que la consiguen y disfrutan de ella.

   María es una joven risueña de Alguazas que consiguió una de estas becas en el pueblo de Coldbrook (Canadá) hace 3 años. Actualmente, ella estudia 2º de Relaciones Internacionales en lengua inglesa en Madrid.

   Quedé con ella a las 5 de la tarde en un parquecito de Molina, venía vestida de negro pero su sonrisa transmitía un arco iris fugaz, también con su forma de hablar compartía una soltura que hasta yo me contagiaba de ella. Le hice unas cuantas preguntas que a cada cual me las respondía con un ingenio sorprendente y por eso es una de las mejores entrevistas que la Era de los Cuatro ha podido hacer:

   La Era de los Cuatro: ¿Cómo fue tu experiencia en el extranjero durante el año escolar que estuviste?

   María: Sinceramente, cambio mi vida 360 grados. Lo hice por hacer, eché la beca el último día y me fui sin ninguna expectativa, porque soy una persona que antes de ponerme una expectativa muy alta sobre un sitio pienso que es mejor irme con todas las ganas del mundo y a ver que me encuentro. No sabía nada de Canadá, de Estados Unidos sí, pero de Canadá no tenía ni idea. Llegué y me encontré con la mejor familia del mundo. Una mujer que me acogió con los brazos más que abiertos. Tuve mascotas por primera vez en mucho tiempo, un gato y un perro, y conviví con una chica japonesa que estaba también allí de intercambio.

   La verdad es que primero había un choque cultural enorme y un jet-lag tremendo, pero enseguida te acostumbras y empiezas a conocer a la gente. En aquel entonces no era una persona de decir "muchas gracias" o "por favor" porque aquí en casa lo damos todo un poco por sentado y allí aprendes que la gratitud es algo muy importante, algo que me lleve conmigo al minuto cero. Aprendí también a sociabilizar porque, de estar siempre con el mismo grupo de gente, no había aprendido como se hacen amigos y era algo que me asustaba. Pensaba que iba a llegar y no iba a conocer a nadie, no iba a saber encajar. Mi mayor miedo era el no encajar, en una cultura en la que el inglés no es mi idioma, pero te das cuenta de que son gente muy simpática, cosa que también me traje. Me traje el ser muy agradable con la gente, el estar siempre preocupándome por los demás.

   Me dio la gratitud, la familiaridad, aprecié mucho lo que tengo aquí, algo que eché muchísimo de menos. Vine con una mentalidad cien veces más abierta. Supe a lo que me quería dedicar, eso fue lo más importante, porque estaba muy perdida y me di cuenta de que hay muchísimas cosas por hacer. Me lo enseñaron allí los profesores que eran súper distintos... y la comida también.

   LEDLC: ¿Qué diferencias encontraste, tanto en los estudios como en la convivencia escolar en Canadá?

   María: Lo primero de todo, es que aquí (España) en los institutos y en los colegios suelen haber muchos problemas con los niños. El bullying es un tema muy común hoy en día y lo ha sido siempre. Allí (Canadá) tenían campañas contra todo. Un día de marzo salimos a hacer una marcha contra el bullying, íbamos todos vestidos de rosa y se unió todo el instituto. Anduvimos cinco kilómetros y todos con sus carteles de "No al bullying". No hubo un solo caso de acoso en todo el año que estuve, y eso fue algo que a mí me chocó muchísimo ya que, aquí yo siempre me entero de que cada dos por tres pasa algo como que una niña se mete con otra. Allí era diferente, todos se llevaban muy bien con todos, incluso los profesores que son muy buenos.

   Fomentan mucho el deporte, algo que especialmente me gusto porque ayuda a crear lazos con la gente. Yo me uní a todo lo que pude y más, ya que es una forma de conocer gente. Gracias a eso pude encajar y hacer amigos.

   Además tenían un grupo de voluntariado dentro del mismo instituto, en el que hacían todas las semanas algo conocido como "Bake Sale" donde la gente cocinaba y lo vendían para que todo ese dinero fuera a caridad. Me metí ahí porque siempre he sido una persona a la que le ha gustado dar mucho de lo que tengo. Esto me proporcionó la oportunidad de ir a un evento llamado "We Day" organizado por "Save the Children". Es un acto enorme realizado en una pista de jockey. Vino gente de todas partes de Canadá, especialmente del Atlántico. Vino la gente de "Save the Children" y personas muy conocidas, como Malala, que nos dieron charlas sobre lo importante que es darle a la comunidad, el no al bullying, y el visualizar las metas hacia el futuro.

   Me di cuenta de que lo que aquí nos enseñan en la escuela, de conseguir un trabajo, una formación, allí no solo es teoría sino que también les enseñan a vivir la vida. En Canadá, me enseñaron a ser persona a través de libros, a través de películas conectadas a los libros, con documentos que tenía que redactar sobre todo lo que habíamos aprendido... El profesor nos daba esas ganas de seguir hacia delante y descubrir más.

   La comida es diferente pero no tanto, seguían comiendo lo mismo, sin embargo en invierno comían un montón porque hace un frío tremendo y tienen que cargar con lo que pueden.

   La nieve también me sorprendió porque es algo que aquí no se ve. Que un día haya un metro de nieve y que te cancelen 12 días el instituto porque no puedes salir de tu casa es tremendo, aunque yo me lo pasé muy bien. Me tiré, hice muñecos de nieve, fui a esquiar... Estuvo todo el invierno y parte de la primavera nevando.

   Otra cosa que me impactó fueron los clubes, ya que daban muchísima libertad. Allí conocí más al colectivo LGTBQ+ ya que había un club para que la gente no se sintiera excluida.

   También estaba el "Prom", el baile de fin de curso, con los vestidos largos... Fui con alguien y me compré un vestido precioso que volveré a usar seguro. Me lo pasé genial también con el tema de las fotos, estuvimos en una bolera y cuando volvimos al instituto lo tenían todo organizado. Fue asombroso, me encantó.

   LEDLC: ¿Te supuso mucho conseguir la beca y la posterior estancia?

   María: Pues claro, no voy a decir que no. De siempre me ha gustado el inglés. Desde los 5 años me lo veía todo en este idioma, como la tele, pero porque yo quería, mi madre no tiene ni idea de inglés. Entonces yo tenía un buen nivel de inglés, no el mejor, pero no estaba mal. Sin embargo, me pongo muy nerviosa en todos los exámenes, porque soy muy insegura en ese tema.

   La mayor decisión, en cuanto a todo el proceso de la beca, fue echarla. Soy una persona que cree mucho en la toma de decisiones ya que pienso que todos tenemos un destino alterado por las elecciones que tomamos. Ahora me imagino que hubiera sido de mí si hubiera dicho no a la beca, tendría una vida distinta.

   Pero en cuanto a pasar los exámenes y luego la prueba oral, no fue tan difícil como me esperaba, pero en ese momento tenía unos nervios horribles. Trataba de esconder esos nervios a mi madre diciendo que me era indiferente conseguir la beca. Pero por las tardes estudiaba muchísimo y me decía a mi misma que necesitaba esto como sea. Me lo propuse como un reto.

   Nunca antes había hecho un examen oral, me puse muy nerviosa pero la gente de la Fundación te lo pone bastante fácil. A mí la mujer que me tenía que hacer el examen me relajó un montón. Se preocupan mucho por quien eres, es decir, por lo que puedes aportar allí a donde vas.

   Adaptarme en Canadá no me costó mucho, mi familia pensaba que iba a ser más difícil, hasta yo también lo creía. Pero hice amigos muy pronto, me llevé muy bien con la familia que me acogía. Y seguramente cuando estaba allí todo era mucho más complicado, pero si lo comparo con todo lo que me lleve de aquella experiencia, el esfuerzo valió la pena.  

   LEDLC: Por último, nos gustaría que mandaras un mensaje de motivación a aquellos jóvenes que quieren conseguir sus objetivos como tú hiciste.

   María: Yo les diría, aunque suene muy típico, que no se rindan. Normalmente cuando vemos que las cosas se ponen un poco chungas o que hay algo que parece imposible, tendemos a tirar la toalla porque en ese momento parece más fácil que dar ese empujoncito que muchas veces es lo único que nos falta.

   Deberían confiar un poco más en si mismos, sé que es difícil creer que tienes el potencial de hacer todo lo que te propones y más, pero es que somos nosotros la base de ese cambio y tú eres el dueño de tu propio destino, de tu futuro, de tu vida en general. Entonces hay que poner mucho entusiasmo en lo que se hace y asegurarse que lo que estás haciendo lo haces porque quieres, no por otra persona, porque es tu sueño y por eso dan igual las piedras que tengas que recoger, como si pesan un kilo o diez.

   Al final está ese poder de querer hacer algo y conseguirlo, eso es lo que muchas veces nos hace falta.

   Las inspiradoras palabras que María me dijo fueron una razón más de los motivos que nos han llevado a participar en esta iniciativa periodística. Sin el esfuerzo y sin esa devoción que tenemos ante este medio no podríamos traer noticias y entrevistas como solemos hacer.

   Si quieres escuchar la entrevista íntegra en formato audio, pincha aquí