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CarrascHoy

IES SIERRA DE CARRASCOY

El Palmar

REDACCIÓN: Javier Belmonte Sánchez, Zaira García Hernández, Alejandra López Monteagudo, Juan José Martínez Trillo

Yo también puedo decidir

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La disciplina siempre que nazca desde nuestra motivación es una liberación, no una carga.

Todo estamos de acuerdo en que una combinación de disciplina y esfuerzo es sinónimo de un buen resultado en el futuro, pero, realmente, ¿esta puede tener también una repercusión negativa sobre nosotros?

17.04.2018 - Javier Belmonte Sánchez

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2 comentarios

Resulta evidente, y está comprobado por diversos estudios que toda disciplina, empujada por una motivación, nos hace más libre y, a su vez, nos ayuda a alcanzar nuestros objetivos vitales pues, todo aquel que actúa sin un motivo de peso como principio, quien no aspira a ningún fin, realmente, nunca llegará a ningún lado.

Pero, como todo, el seguir una disciplina también tienen sus desventajas, pudiendo incluso llegar a convertirse en nuestra propia cárcel. Pero, ¿cómo se llega hasta ese punto?

La importancia y el valor de la disciplina, a mi parecer, recae en por quién es o ha sido impuesta. Por ejemplo, si mis padres con ocho años me apuntaron a clases de piano, diez años más tarde esto ya se ha convertido para mí en una disciplina, pero, sin embargo, el hecho de llevar tantos años enlazado a ello y la presión a su vez ejercida por mis padres para no dejarla hacen que lo que empezó siendo algo beneficioso para mí se convierta en un lastre que me acompaña y que, quizás, jamás logre quitarme de encima.  ¿Quién me va a devolver mi tiempo perdido, mi trabajo, mi esfuerzo? Es una inversión, se podría llegar a pensar, pero se trata de una inversión que, a mí, realmente, no me repercute ningún beneficio. Como decía Dostoievski: "Es mejor equivocarse siguiendo tu propio camino que tener razón siguiendo el camino de otro".

Por otro lado, también me gustaría hacer referencia al ritmo de vida que llevamos actualmente, un ritmo de vida que, realmente, no nos permite vivir. Inmersos en una serie de rutinas y disciplinas infundadas no nos queda ya ni tiempo para pensar lo que queremos. Y es que, como ya he comentado anteriormente, toda disciplina basada en una motivación (una motivación real, seleccionada por nosotros mismo) es beneficiosa. Sin embargo, ¿por qué realmente es entendida como lo contrario?

He ahí donde está el problema. Ha llegado el momento de pararnos a pensar lo que realmente queremos hacer, que camino queremos seguir. Aunque esto parezca un problema personal hemos de concienciarnos de que este ritmo, esta incapacidad de ver los problemas que nos rodean cegados por nuestros propios intereses nos está haciendo llegar hasta el punto de destrozar nuestro propio planeta.

Ahora es el momento de tomar conciencia, mañana quizás ya sea demasiado tarde.

comentarios

1

Pedro | 30-04-2018 17:28

Un ritmo muy ajetreado puede perjudicar gravemente nuestra salud, lo digo de primera mano.

2

Ana | 17-04-2018 16:01

Como siempre chicos vuestro trabajo está... ¡genial!

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