La situación actual de la huerta murciana (III)

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En las anteriores partes del reportaje os explicamos toda la historia por la que ha pasado nuestra huerta hasta el día de hoy, pero, sin embargo, ¿Cuál es la situación actual de esta? ¡Os la explicamos!

Esta, la última parte del reportaje sobre la huerta murciana, me gustaría comenzarla con una experiencia personal. No se me ha ocurrido otro ejemplo más claro para descubrir lo que está sucediendo en la huerta murciana que el propio de mis abuelos. Ellos viven en Beniaján en un pequeño terreno rodeado por naranjos, limoneros, dos olivos, nísperos y un pequeño cultivo de habas y tomates. Cuando pienso en ello recuerdo mi infancia, el verde y el olor a azahar. Por desgracia, gran parte de lo que había entonces, ya no se conserva y es que, hará cosa de unos años, su huerta de toda la vida, la que antes había pertenecido a sus padres, a sus abuelos... Fue atravesada por una carretera. Una carretera de cuatro carriles que conecta el centro de Murcia con dicha localidad. Este es el precio del progreso.

Desgraciadamente vivimos en un mundo en el que tenemos la esperanza, la fe, de que el progreso (ya sea económico, científico, industrial...) es ilimitado y no tiene ningún coste, pero no es así. A costa de dicho progreso que a veces nos ciega , estamos echando a perder nuestras tradiciones más antiguas, ¿realmente compensa?

A este hecho, la presión urbanística, se le suma a su vez, la escasa productividad de las tierras que, añadida a la feroz competencia exterior, hace que los terrenos no sean productivos.

Dentro de los temas que hemos tratado a lo largo de esta portada, me gustaría destacar el hecho de que, fruto de la numerosa división de los terrenos realizada en la huerta, se trata de un pequeño terreno (ahora más pequeño por el paso de la carretera) y su sistema de riego es a través de una pequeña acequia.

Por mi parte me queda la fe de que con el creciente interés por los productos ecológicos y naturales aumente el interés por la misma. Además, hemos de entender la huerta como algo más que un terreno productivo, es una de nuestras señas de identidad como murcianos y forma parte de nuestro patrimonio, por lo que nos deberíamos preocupar por conservarla.