Concurso Escolar laverdad.es
 
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ENQUÊTRICES

IES LOS ALBARES

CIEZA

REDACCIÓN: ANA JOAQUINA CANDEL MARÍN, SARA SÁNCHEZ MORENO, ÁNGELA MARÍN ORTIZ, IRENE GARCÍA ORTEGA, RAQUEL ZAMORANO RÍOS, ELENA MARÍN LÓPEZ

MONSTRUOS DIGITALES

MONSTRUOS DIGITALES

La maldad humana encuentra en Internet un buen medio para extenderse

30.04.2017 - El Equipo de Redacción de Enquêtrices! y Tino Mulas

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10 comentarios

El Equipo de Redacción de Enquêtrices! y Tino Mulas

Tirar la piedra y esconder la mano. Y además de forma anónima, a distancia y ante un montón de gente que ve lo que haces, aunque sin verte a ti.

Eso es lo que hacen en internet los monstruos digitales. Son seres despreciables, incapaces de decir las cosas a la cara, que insultan o expresan unas ideas de bárbaros o que pretenden que todo el mundo haga y piense (casi siempre nada bieno) como ellos.

Casi todos los días vemos alguna noticia de este tipo. Un ejemplo: un niño de ocho años (que finalmente murió) al que le gustaban los toros y en cuyo honor y para ayudarle se celebró una corrida benéfica es insultado por, en teoría, adultos antitaurinos que llegaron incluso a desearle la muerte. Rápidamente los autores de esa barbaridad intentaron borrar su rastro en la red para que no se les encontrase y se les acusase de delito de odio. Esto nos da idea de la moral de dichos individuos, que son tan cobardes que huyen después de lanzar la piedra.

Otro ejemplo: una madre ha iniciado una campaña para que se prohíban las páginas web en los que se hace apología de la anorexia, y bajo cuyo influencia ha caído su propia hija. Unas páginas en las que personas que padecen esta enfermedad, en lugar de aconsejar cómo luchar contra ella, quieren convencer a otras de que lo suyo no es un problema de salud, sino la forma mejor de vivir, y lanzan a quienes les siguen constantes retos que pueden llevar incluso a la muerte. Siempre, claro está, intentando guardar su anonimato para no tener que pagar por las tremendas consecuencias de sus consejos.

Otro más: una chica italiana se suicidó no hace mucho, al no poder soportar la vergüenza y el ensañamiento de las redes sociales causadas por la subida a la red de imágenes y vídeos de tipo sexual en las que aparecía ella con un antiguo novio. El cual, todo un caballero, o subió él mismo los contenidos a la red o se los dio a algún amigo para que lo hiciera.

¿Más ejemplos? Hay muchísimos más. Desde páginas que enseñan cómo pegar a una mujer sin que se note hasta otras que intentan marcar tendencia y descalifican a quien no siga sus gustos. Por no hablar de la jungla en la que se están convirtiendo las redes sociales, donde corren bulos sin control y se hunde la reputación de una persona por simple diversión. O del acoso que muchísima gente sufre a través de programas de mensajería instantánea, tan grave (o más) que el acoso físico, ya que extienden hasta el infinito las personas que son testigos del mismo. O de los desalmados, además de absolutamente tontos, que torturan y matan animales y suben a internet las imágenes de sus hazañas. O de las bestias que comparten pornografía infantil, cuando no graban ellos mismos y suben sus propios vídeos. O de los depredadores sexuales que convencen a niños y niñas demasiado crédulos y confiados de que hagan cosas que luego servirán para chantajearles.

¿Por qué cada día hay más casos de este tipo? ¿Por qué el número de monstruos digitales, auténticos carroñeros humanos, parece multiplicarse? Por un lado, la sociedad en la que vivimos explica en parte esta situación. Nuestra sociedad se hace cada día más inhumana y más individualista. No nos importa el sufrimiento de los demás, sino nuestro propio placer, nuestro propio poder. Y mucha gente se siente muy bien cuando son capaces de torcer o hundir la vida de otra persona, o de hacer que los demás sigan sus consejos, sus chismes, sus dictados. Poder, influencia, dinero, son los motores de la era digital.

Por otra parte, la tecnología es un factor muy importante para explicar este aumento de la maldad humana. En primer lugar, el efecto es inmediato. Si yo quiero desacreditar a alguien, lo hago en un momento, escribiendo en mi ordenador o en mi móvil, y en un momento mi crítica llega a la gente a través de las redes. En segundo lugar, la tecnología amplía enormemente el público de todo lo que hago y digo. No sólo lo sabrán aquéllos a quienes yo les envíe un mensaje o una imagen. Éstos, a su vez, se lo enviarán a otra gente, que hará también lo mismo, en un efecto como el de las ondas producidas por una piedra en un estanque, hasta que el tema pierda interés. En tercer lugar, no se puede olvidar el enorme vacío legal que existe en la red, en la que se enfrentan dos posturas irreconciliables y extremistas: los que piden la libertad absoluta en internet, afecte a quien afecte, y los partidarios del control absoluto, del gran hermano en la red. Y mientras tanto, en ella acechan las fieras sin moral ni escrúpulos, rastreando el internet en busca de víctimas sobre las que lanzarse.

La cuestión es que cada día los monstruos digitales acechan en la red. Y hay que hacer algo. Pero ya.

comentarios

1

Laura | 04-05-2017 20:55

Es vergonzoso lo que hacen!!

2

Leo | 30-04-2017 18:55

Les tenia que pasar lo mismo a ellos

3

Alba | 30-04-2017 18:48

Yo tengo una amiga que le ha pasado algo así

4

Josean | 30-04-2017 18:41

Internet a veces parace una jungla

5

Mariluz | 30-04-2017 18:36

Son unas malas bestias

6

otto | 30-04-2017 16:05

A los que hacen eso no son personas normales ,no se le puede llamar personas

7

carmen | 30-04-2017 16:04

No se le puede llamar personas

8

Irene | 30-04-2017 13:26

Los que hacen eso desde luego que no son personas ni tienen corazón

9

Tino | 30-04-2017 11:30

Hay que controlar más lo que hacen estas bestias y castigarlas

10

Antonio | 30-04-2017 11:23

Los comentarios al niño que le gustaban los toros y que luego murió, fueron horribles,vergonzoso.