¿En qué se diferencia un gallo de una gallina? En que uno es macho y otro es hembra, claro. Pero, a primera vista, ¿cuál es la diferencia? Pues que el gallo tiene una gran cresta y las gallinas una mucho más pequeña. ¿Y en qué más? En que la gallina pone huevos y el gallo no.

¿Y qué importancia tiene saber si estamos ante un gallo o ante una gallina? Pues mucha más de lo que muchos creemos. Y ello por varios motivos. El primero: la carne de pollo es la más consumida o la segunda más consumida en muchísimos países del mundo. Los huevos son también uno de los alimentos primordiales de la mayor parte de la humanidad. Pero dado que los gallos no ponen huevos y la carne de pollo que comemos es en su mayoría de pollos macho, y que hacen falta gallos y gallinas para que nazcan pollitos, y gallinas para que pongan huevos? Y si tenemos además en cuenta que la cantidad de pollos que se consumen en España en un año, por ejemplo, es de más de 350 millones de ejemplares, y no digamos en países como Japón? Pues resulta que el saber a qué sexo pertenece un pollo es una cuestión muy, muy importante.

Tan importante que existe un oficio exclusivamente dedicado a averiguar el sexo de los pollos. Y es que es muy difícil el saber si un pollito pequeño es macho o hembra. Pero la cuestión es que es absolutamente imprescindible conocer, casi desde recién nacidos, el sexo de los pollitos. Por ello existe este oficio: el de sexador de pollos. Este oficio nació precisamente en Japón hacia 1920, en el país que es el mayor consumidor de carne de pollo del mundo, y donde se ubica actualmente la única escuela de sexadores de pollos del mundo, en la ciudad de Nagoya. Un oficio, además, muy bien pagado.

No es un oficio fácil. El aparato genital de los pollitos está muy escondido, y la única forma de poder diferenciarlo es por una pequeñísimas diferencias en la musculatura del recto, tan pequeñas que para alguien que no esté entrenado es imposible verlas. Se requiere buena mano con los pollos, para que estén tranquilos, una luz potente que permita ver bien, y una mascarilla, para no tragar ni aspirar plumón. Y una vista y un entrenamientos muy, muy buenos.

Los buenos sexadores de pollos son capaces de averiguar el sexo de un pollito en unos cuatro segundos, y sexar más de mil pollitos por hora, con un margen de error de un 1%. El sueldo, como hemos dicho, no está nada mal: unos diez mil euros mensuales trabajando ocho horas diarias de lunes a viernes. Aunque eso sí, hay que moverse de granja en granja, que es donde esperan los pollitos para ser sexados.

Pero lo más curioso es que muchos campesinos saben perfectamente cómo sexar un pollo, y lo aplican en su vida diaria, pero sin cobrar nada por su actividad. De todos modos, os recomendamos esta profesión: no es peligroso, se viaja bastante y está muy bien pagado.

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